¿Cómo afecta nuestra conducta, comunicación y la forma de relacionarnos con los niños?
Los padres/tutores son la primera figura de apego: su presencia, sensibilidad y consistencia enseñan al niño que el mundo es seguro y predecible.
Este vínculo es la base para desarrollar autoestima, confianza en los demás, empatía y resiliencia.
1. Establecer un apego seguro.
2. Proveer cuidados básicos con sensibilidad.
Asegurar nutrición adecuada, higiene, sueño y protección física.
Hacerlo con afecto, contacto visual y tono cálido fortalece la conexión emocional.
3. Estimular el desarrollo cognitivo y del lenguaje.
Hablarle, narrarle lo que haces, estar en comunicación y en contacto.
Leerle desde bebé. Esto estimula su cerebro, lenguaje y atención.
4. Ayudarle a regular sus emociones.
Acompañarlo cuando llora o se frustra, sin abandono.
Nombrar lo que siente, y separar la situación del estado de ánimo:
“Estás enojado porque se acabó el juego”.
Esto le enseña a identificar emociones y autoregularse.
5. Jugar es una herramienta clave para su desarrollo integral.
Jugar con el niño(a) no sólo es entretenimiento: es el lenguaje natural de la infancia y la forma principal en que los niños exploran el mundo, aprenden habilidades, expresan emociones y construyen vínculos.
Desde los primeros meses, el juego fortalece el vínculo afectivo entre el niño y sus cuidadores, estimula su desarrollo cerebral y promueve habilidades esenciales para la vida.
Los niños pequeños necesitan explorar el mundo, pero también necesitan estructura y contención. Las rutinas y los límites amorosos son pilares fundamentales para que el niño desarrolle autonomía, regulación emocional y seguridad interior.
Las rutinas diarias (como los horarios para dormir, comer, bañarse o jugar) ayudan al niño a anticipar lo que viene y a sentirse seguro en su entorno.
Al repetir actividades en un orden similar cada día, el cerebro infantil construye patrones mentales estables y aprende a autorregularse.
Una rutina bien estructurada reduce berrinches, mejora el sueño y facilita la transición entre actividades (por ejemplo, dejar de jugar para ir a comer).
7. Observar, conocer y adaptar la crianza a la individualidad del niño(a).